Volver a casa mientras se trabaja de forma remota ha sido un placer. Sin embargo, este año fue mas especial, ya que llegó el Diwali justo a tiempo. Realmente he estado disfrutando de trabajar de forma remota. En períodos como estos, significa que puedo disfrutar de los festivales y pasar un tiempo precioso con mi familia, todo mientras equilibro mis tareas. Así que aquí estamos, navegando entre el bullicio de los plazos de entrega del trabajo y la calidez del hogar, que recientemente se ha transformado en un centro de Diwali.
Ayer, el 1 de noviembre, nuestra familia se reunió para una pooja vespertina (el término hindi para oración). Generalmente a mi no me gusta asistir a funciones o fiestas, y al provenir de una comunidad muy unida significa que te odiarán o simplemente te buscarán aún más. Esto me dejo pensando en que la pooja de Diwali es una tradición que se ha celebrado sin fallo en mi familia, un constante con recuerdos bien arraigados. Cuando era niño, solía aparecer en el lugar de trabajo de mi padre; recuerdo ver a mis amigos con sus nuevos atuendos brillantes, reuniendose en el centro comercial, mostraron sus nuevas prendas y luego salido a cenar con sus familias. Ahora, siempre que es posible, sigo celebrándolo en casa.
Zelda se suma a la celebración
Ningún Diwali es completo sin la presencia de toda la familia, incluida Zelda, nuestra perra, que se ha convertido en una auténtica participante de la pooja. Zelda es el corazón de nuestra manada, al menos me gusta creerlo, o tal vez la he obligado a participar en la ecuación, hasta el punto de que durante la ceremonia, estaba en medio de todo, moviendo la cola y con los ojos brillantes. No sé si fue el ambiente familiar o la energía mística de la pooja, pero Zelda parecía realmente cautivada, especialmente por esta parte en particular: un cuenco de leche con 11 monedas, una de ellas de oro brillante. Se la podía ver olfateando el aire, claramente intrigada. No la culpo; Incluso yo siempre he mirado ese cuenco de leche con un pizco de curiosidad.
Los pasos de la pooja de Diwali
Nuestra pooja comenzó alrededor de las 7:00 p. m., cuando el aire comenzó a llenarse con el desafortunado sonido del turismo, dado el lugar en el que vivo. Mi padre tomó la iniciativa, sosteniendo un trozo de papel que describía los pasos y los cantos. Leyó en voz alta, guiándonos por cada verso con musica religiosa por detras. El ambiente era solemne pero cálido, con todos nosotros reunidos alrededor, cada uno sosteniendo pequeñas flores y granos de arroz. Estas ofrendas, aunque simples, son simbólicas de nuestras oraciones y deseos para el año entrante.
Una vez terminada la pooja, colocamos en una pequeña bandeja el puñado de arroz y pétalos de rosa. El acto se sintió casi meditativo, conectándonos con tradición y, de alguna manera, entre nosotros. Zelda, naturalmente, estaba mirando el arroz, tal vez preguntándose si este era otra cosa para comer. Para cuando colocamos las flores y el arroz en la bandeja, ella se había acomodado en medio de nosotros, prácticamente disfrutando del calor del ritual.
El curioso caso de las 11 monedas
Las 11 monedas siempre han sido una parte interesante de la pooja. De ellas, una era de oro y representaba la riqueza y la abundancia. Según la tradición, los números impares, como el 11, son auspiciosos y representan un equilibrio de bendiciones espirituales y materiales. Las monedas se colocan en un cuenco de leche para invitar a la prosperidad a nuestras vidas, simbolizando la riqueza que esperamos que fluya de manera constante como la leche, limpia y abundante. El ritual consiste en sacar cada moneda y colocarlas sobre ambos ojos; si bien esto es bastante ritualístico, para mí es pasar el cuenco entre nosotros, contar las monedas juntos, ver a cada uno ser religioso, casi con reverencia.
Zelda, bendita sea, no podía apartar la vista de ese cuenco de leche. Ya sea que sintiera la energía en la habitación o simplemente estuviera ansiosa por beber un sorbo, se sentó con una dignidad y una gracia que haría sonreír a cualquiera. Era como si ella también estuviera contando sus bendiciones con nosotros.
Cerrando la fiesta con la familia
Después de la oración, llega lo que todos han estado mirando durante todo el ritual: ¡los dulces! Intercambiamos sonrisas, compartimos dulces y nos quedamos en el momento, saboreando la alegría de estar juntos. No pude evitar sentir que el Diwali de este año, por simple que haya sido, es tan importante como cualquier otro. El equilibrio de las tradiciones antiguas y nuestra familia moderna, incluida Zelda, por supuesto, hicieron que se sintiera completo.
Diwali sera el triunfo de la luz sobre la oscuridad, pero a veces, también se trata de las cosas pequeñas, como un cachorro curioso, un tazón de leche y la alegría de estar justo donde se supone que debes estar.
Espero que hayas disfrutado leyendo este pequeño extracto de un momento familiar que tuve. A todos los Diwalis que vendrán!. Les deseo a todos un feliz y próspero Diwali! Que el festival de las luces ilumine sus vidas con felicidad, salud y éxito.