Un grupo de científicos australianos ha llevado a cabo un experimento demostrando que a nivel cuántico, la realidad no existe hasta que no la medimos.
Un grupo de físicos de la Universidad Nacional Australiana ha puesto en práctica el experimento de elección diferida de John Wheeler, y ha demostrado que «la medición lo es todo», según ha explicado Andrew Truscott, profesor asociado en la Escuela de Investigación de Física e Ingeniería de la UNA. «A nivel cuántico, la realidad no existe si no se la está mirando», ha concluido Truscott.
Dicho experimento implica un objeto en movimiento al que se da la opción de actuar como una partícula o una onda. A continuación, el experimento de Wheeler pregunta: ¿en qué momento el objeto toma la decisión?
El sentido común sugiere que el objeto es, o bien similar a una onda, o bien a una partícula, independientemente de cómo se mide. No obstante, la física cuántica predice que si se observa un comportamiento similar a la onda o una partícula depende solamente de cómo se mide al final de su trayecto, y es precisamente lo que han demostrado los científicos australianos.
En primer lugar, el equipo de Truscott atrapó una colección de átomos de helio en estado de suspensión, conocido como el condensado de Bose-Einstein, y luego los expulsó hasta que quedó sólo un átomo. A continuación, el átomo se dejó pasar a través de un par de rayos láser que se propagaban en direcciones opuestas que formaron un patrón de rejilla que actuó como una encrucijada del mismo modo que una rejilla sólida dispersaría la luz.
Luego, de forma aleatoria, se añadió una segunda rejilla de luz para recombinar los caminos, lo cual llevó a una interferencia constructiva o destructiva, como si el átomo hubiera viajado por ambos caminos. Cuando la segunda rejilla de luz no se añadía, tampoco se observaba la interferencia, como si el átomo sólo hubiera escogido un camino.
No obstante, el número aleatorio que determinaba si se añadía o no la segunda rejilla solamente se generaba después de que el átomo hubiera pasado por la encrucijada. Si se opta por creer que el átomo realmente tomó un camino o caminos particulares, entonces uno tiene que aceptar que una medición futura está afectando el pasado del átomo, ha explicado Truscott. «Los átomos no viajaron de A a B. Fue solo cuando se midieron al final del viaje que existió el comportamiento ondulatorio o de partícula», ha precisado el científico.
De este modo, los científicos han confirmado las predicciones de la física cuántica sobre la naturaleza de la realidad, al demostrar que está actualmente no existe hasta que no la medimos, al menos, en pequeña escala.