La belleza de la fotografía y el video radica en la capacidad de capturar y acelerar el tiempo, llevándonos en un viaje visual a través de momentos que, de otra manera, podrían pasar desapercibidos. Hoy, quiero compartir con ustedes un pequeño rincón de mi mundo, donde el tiempo se desdobla en una danza espiritual.
Hace poco, decidí adentrarme en el apasionante mundo de la fotografía y el video. Como principiante en este campo, me encontré maravillado por el arte de la lapso temporal, una técnica que permite condensar horas en minutos, revelando la belleza de la transformación gradual. Mi último proyecto fue simple pero significativo: un incienso que arde durante una hora, comprimido en un video de tres minutos.
La inspiración surgió de mi estantería actual, un pequeño rincón donde reposan diferentes figuras que representan entidades espirituales para mí. Es importante aclarar que no las adoro ni las reverencio en el sentido tradicional. Más bien, las utilizo como recordatorios de la verdad eterna, como símbolos de la espiritualidad que fluye a través de nuestro mundo.
El incienso, con sus sutiles espirales de humo, siempre ha tenido un lugar especial en mi vida. Es un elemento que trae consigo una profunda sensación de paz y serenidad. Decidí capturar este ritual cotidiano y, al hacerlo, explorar la dimensión temporal de una forma que solo la fotografía y el video permiten.
La grabación del incienso encendiéndose y quemándose se convirtió en un acto de meditación en sí mismo. Observar cómo las espirales de humo danzaban y se retorcían en cámara rápida, creando un ballet efímero, fue hipnotizante. Mientras el incienso se consumía, me sumergí en una especie de trance visual, una conexión con lo efímero y lo eterno.
Este pequeño video, aparentemente simple, es un testimonio de cómo la fotografía y el video pueden dar vida a momentos cotidianos y transformarlos en experiencias artísticas. A través de la lente de la cámara, he explorado la espiritualidad en un nivel diferente, desafiando la percepción del tiempo y la belleza de la simplicidad.
Al final del día, mi incienso se consumió, y el video quedó como un reflejo de ese momento único. Espero que disfruten de este viaje visual tanto como yo disfruté creándolo. Es un recordatorio de que, en ocasiones, la belleza y la espiritualidad se encuentran en los detalles más simples de la vida.