«Qué poco conocemos del amor, de su extraordinaria ternura y de su «poder», con que facilidad usamos la palabra amor; la usa el carnicero; el hombre rico la usa y la usan el muchacho y la muchacha. Pero, ¡Qué poco saben de él, de su inmensidad, de su condición inmortal e insondable! Amar es percibir la eternidad.» «Qué cosa tan extraordinaria es la relación, y con qué facilidad caemos en el hábito de una relación particular, donde las cosas se dan por sentadas, donde se acepta la situación y no se tolera variación alguna; no se da cabida a ningún movimiento hacia la incertidumbre, ni siquiera por un segundo. Todo está tan bien regulado, asegurado, sujeto, que no hay oportunidad ninguna para la frescura, para un claro soplo revivificante de primavera. Esto y más es lo que llamamos relación. Si observamos atentamente, vemos que la relación es algo mucho más sutil, más rápido que el relámpago, más inmenso que la tierra, porque la relación es vida. Nuestra vida es conflicto. Nosotros queremos hacer de la relación algo tosco, rígido y maniobrable. Y así pierde su fragancia, su belleza. Todo esto surge, porque en él tiene que existir la completa entrega de uno mismo.» «Lo esencial es la cualidad de algo fresco, de lo nuevo, o de lo contrario la vida se convierte en una rutina, en un hábito; y el amor no es un hábito, una cosa aburrida. La mayoría de la gente ha perdido la capacidad de maravillarse. Lo da todo por hecho, y este sentido de seguridad destruye la libertad y la sorpresa de la incertidumbre.»
que poco conocemos del amor, con el que no esperamos a entender y pretendemos saber sentir cuando las cosas van bien, cuando todo esta sonriente, no nos preguntamos que causa el amor, no nos preguntamos que lo cautivo, que lo apagara, no nos detenemos a mirarlo y pretendemos aceptar que esta con tal solo sentirlo… oh que poco conocemos el amor.